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EL 20 DE NOVIEMBRE Y LOS DERECHOS DE LA NIÑEZ: UNA DEUDA PENDIENTE

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Por: Elver Lefian. Psicólogo. Militante del Frente Amplio

El 20 de noviembre se conmemora el Día Mundial de las Infancias, una fecha que nos invita a reflexionar sobre los derechos de la niñez y adolescencia, así como su cuidado y protección. Sin embargo, esta protección sigue siendo cuestionada, tanto por las decisiones que se toman a nivel estatal como por la manera en que entendemos, como sociedad, los cuidados que nuestras niñas, niños y adolescentes realmente necesitan.

En Chile, los problemas en este ámbito son evidentes. Desde los históricos cuestionamientos al SENAME, pasando por las reformas que introdujeron «Mejor Niñez» y las actuales reestructuraciones del Servicio de Protección Especializada, hemos avanzado en visibilizar y atender casos de maltrato, abuso y violación. No obstante, estas medidas, aunque necesarias, dejan al descubierto una realidad preocupante: la demanda de cobertura y especialización para abordar estos problemas no deja de crecer.

Nos hemos vuelto más hábiles en identificar el daño, pero el esfuerzo preventivo es prácticamente inexistente desde el Estado. Mientras sigamos enfocándonos únicamente en atender las consecuencias, sin invertir en evitar que estos hechos ocurran, perpetuaremos este círculo vicioso. Es urgente un cambio de paradigma: necesitamos un sistema que priorice la prevención, con estrategias concretas, recursos suficientes y un compromiso real de las autoridades.

La niñez es el futuro, pero si no nos hacemos cargo en el presente, serán ellos quienes, desde su adultez, reclamen nuestra inacción. No podemos seguir trasladando esta deuda de generación en generación ni ser testigos pasivos de un problema que exige acción. La línea de protección y promoción de derechos para las infancias debe trabajarse e implementarse de inmediato. Este esfuerzo no solo debe partir de un enfoque gubernamental, sino también desde las administraciones municipales y regionales. Requiere superar las voluntades políticas y comprometer una fuerte inversión en nuestro futuro real y concreto como sociedad: las niñas, niños y adolescentes de hoy.